martes, 28 de abril de 2020

La revolución rusa


En 1917 se produjo en Rusia una insurrección que ejerció una gran influencia en el desarrollo histórico del siglo XX. Por primera vez tuvo éxito un movimiento revolucionario inspirado en ideas socialistas (particularmente en las de Karl Marx) que se propuso transformar radicalmente las bases de la sociedad capitalista, aboliendo la propiedad privada de los medios de producción y reemplazándola por la propiedad colectiva. Para sus contemporáneos, la revolución rusa tuvo gran impacto: algunos vieron con esperanza la posibilidad de que los ideales socialistas del siglo XIX comenzaran a concretarse; otros temieron que su expansión más allá de Rusia significara la pérdida de sus propiedades.
Sin embargo, contrariamente a lo que pensaba Marx, la primera revolución socialista exitosa no tuvo lugar en un país industrialmente avanzado. En 1917 el Imperio ruso poseía una economía fundamentalmente agraria, con una población mayoritariamente campesina, una clase obrera poco numerosa y una burguesía débil.
En el Imperio de los zares coexistían elementos característicos de una sociedad feudal (economía de base rural, campesinos en estado similar a la servidumbre, aparato estatal absolutista) con otros propios de una sociedad capitalista altamente industrializada. A diferencia de Europa Occidental, en Rusia la industrialización no fue el resultado de profundas transformaciones en la organización feudal de la economía y la sociedad. La burguesía rusa no tenía capital suficiente para impulsarla; por eso, para superar los obstáculos que significaban la enorme expansión del territorio, el atraso tecnológico y la bajísima producción industrial, fue necesario el capital extranjero. Atraídos por las ventajas ofrecidas por los zares, las inversiones de capitales europeos (en especial franceses) produjeron el crecimiento acelerado de la producción industrial. Pero sólo se desarrollaron algunos centros industriales (Moscú y San Petersburgo, por ejemplo), mientras que en la mayor parte de la sociedad no se produjeron cambios.
El desarrollo económico era muy desigual, la agricultura avanzaba a ritmo lento y no era capaz de producir la cantidad suficiente de alimentos para una población tan numerosa.
De esta organización económica resultaba una sociedad formada por una gran mayoría de campesinos pobres no propietarios de la tierra que trabajaban, un limitado número de obreros industriales concentrados en unas pocas ciudades, y una minoría privilegiada compuesta de nobles propietarios de tierras, un sector de campesinos ricos (kulaks), altos funcionarios del estado zarista y una reducida burguesía industrial asociada al capital extranjero. En este contexto económico y social se produjo la revolución de 1917.
A comienzos de 1917 existían múltiples demostraciones de oposición social al régimen zarista. Los grupos más perjudicados por la crítica situación rusa eran los campesinos, los soldados y los obreros.
Los campesinos no habían mejorado sus condiciones de vida, a pesar de que legalmente la servidumbre se había abolido en 1861. La vida de 85 millones de campesinos pobres empeoraba cada año, debido al crecimiento demográfico, a la falta de tierras y a la escasez de alimentos. Sus quejas se dirigían fundamentalmente contra la minoría de campesinos ricos.
La situación de los soldados rusos que combatían en la primera guerra mundial era penosa. Cientos de miles morían en el frente o resultaban heridos o capturados. Muchos de ellos desertaban o desobedecían las órdenes de los oficiales zaristas, debilitando aún más al ejército ruso en retirada. El gran número de muertes y la necesidad de incorporar nuevos soldados repercutía negativamente sobre las familias campesinas. Los hombres capacitados para trabajar eran enviados a combatir.
La vida de los obreros industriales también era difícil debido a bajos salarios, aumento en el precio de los alimentos y falta de combustible en las ciudades para afrontar los duros inviernos. Las huelgas se multiplicaron y la situación se hizo más tensa a medida que la economía se resentía por los efectos de la guerra.
Para hacer valer sus demandas y coordinar sus acciones de protesta, campesinos, soldados y obreros comenzaron a organizarse espontáneamente, formando consejos o comités, llamados soviets. La proliferación de soviets de soldados, obreros y campesinos creó las condiciones para que estallara una revolución social.

Insurrección de 1917: del gobierno provisional al triunfo bolchevique
Las protestas que se alzaban desde diferentes sectores sociales y políticos se agudizaron en los primeros días de 1917. Se multiplicaron huelgas y movilizaciones callejeras organizadas por los soviets. La oposición moderada criticó con dureza la política del zar y éste disolvió la Duma. Entre el 23 y el 27 de febrero se desencadenó entonces una agitación social que forzó al zar a abdicar. El poder político quedó en manos de los partidos liberales, demócratas moderados, socialistas revolucionarios y mencheviques, reunidos en la Duma, y se formó un gobierno provisional presidido por Kerenski.
El gobierno de Kerenski intentó consolidar el parlamentarismo, basado en el sufragio universal y en la división de poderes, pero no logró ejercer su poder de manera efectiva. Las protestas sociales, expresadas a través de los soviets, debilitaron al gobierno. En la práctica había en Rusia un doble poder: el de la Duma y el de los soviets.
El gobierno no pudo dar respuestas a los reclamos de los sectores más desprotegidos y tomó una decisión de gran peso político: continuar participando en la guerra. Esto provocó un profundo malestar entre campesinos y soldados. Los soviets de campesinos, por propia iniciativa, comenzaron a ocupar grandes propiedades rurales y a repartirlas; los soviets de soldados abandonaron el frente de guerra y apoyaron a los campesinos; los soviets de obreros, alentados por la propaganda bolchevique, ocuparon las fábricas. Los partidos moderados y el gobierno eran incapaces de hacer respetar sus decisiones. La crisis política favoreció la revolución social.
El dirigente que con más claridad advirtió esta situación fue Lenin. Llegado del exilio, escribió un artículo, Las tesis de abril, con el que convenció a los bolcheviques de que era el momento de acelerar el proceso revolucionario. Sus consignas fueron Todo el poder a los soviets y Tierra, pan y paz. Proponía dejar la lucha parlamentaria y promover una insurrección desde los soviets que habían organizado las protestas sociales. Su táctica resultó muy efectiva; logró unificar las protestas contra el zarismo y el gobierno provisional. Su consigna resumía las aspiraciones de una población hambreada y agotada por tres años de guerra.
Los días 24 y 25 de octubre, los soviets de Moscú y San Petersburgo, controlados por los bolcheviques, con el apoyo de una Guardia Roja, integrada por obreros y soldados armados, ocuparon los puntos clave de la capital imperial y tomaron por asalto el Palacio de Invierno. En sólo veinticuatro horas, sin encontrar demasiada resistencia, un pequeño grupo de revolucionarios ocupó el poder político del vasto Imperio ruso. Un comité militar revolucionario anunció el éxito de la revolución.
Las primeras medidas del gobierno revolucionario (llamado Consejo de los Comisarios del Pueblo), presidido por Lenin, intentaron satisfacer las demandas de campesinos, obreros y soldados. Por ejemplo:
* Un decreto puso en manos de los campesinos las tierras que poseían el Estado zarista, la Iglesia y la nobleza.
* Los dueños de las fábricas conservaron su propiedad, pero las empresas fueron puestas bajo el control de los soviets de obreros para evitar que los empresarios sabotearan la producción.
* Se iniciaron conversaciones con Alemania para poner fin a la guerra y detener la constante pérdida de vidas y recursos.

El tratado de Brest-Litovsk
A pocos días de tomar el poder los bolcheviques iniciaron conversaciones con Alemania para establecer una paz por separado. Debilitados por tres años de guerra y con una economía quebrada, los rusos firmaron un tratado por el que reconocían la pérdida de amplios territorios. Un conjunto de naciones que habían estado bajo el dominio del Imperio zarista (que agrupaban a la cuarta parte de la población total del imperio) dejó de pertenecer al recientemente creado Estado soviético. Lenin confiaba en que si se aseguraba el éxito de la revolución en Rusia podría extenderse a Alemania. Los sectores nacionalistas acusaron a los bolcheviques de acordar una paz vergonzosa, pero Lenin sostuvo que era necesario retroceder. Tras la derrota de Alemania en 1918 el tratado fue anulado.

Comunismo de guerra: 1918-1921
Las medidas tomadas por los bolcheviques demuestran que no había un plan definido acerca de cuál debía ser el rumbo de la revolución. Existían diferentes ideas sobre el modo de instaurar el socialismo. Las primeras medidas económicas se completaron con la nacionalización de bancos, ferrocarriles, marina y el repudio de la deuda externa. Sin embargo, no fue abolida la propiedad privada en el sector industrial y en parte del sector agrario (algunos dueños de fábricas y terratenientes mantuvieron sus propiedades). Esto significó que se perfilaba una economía mixta en la que coexistían la propiedad estatal y la propiedad privada de los medios de producción; pero el estallido de la guerra civil aceleró el proceso.
Un grupo de generales del ejército zarista (llamados "blancos"), apoyado por las potencias occidentales, inició una rebelión contra el nuevo Estado soviético. Inglaterra y Francia enviaron naves de guerra en apoyo de los blancos para asegurarse que la revolución socialista no se extendiera a otros países europeos. La mayoría de la burguesía industrial rusa (asociada al capital extranjero) y los terratenientes (temerosos de perder sus propiedades) colaboraron con la rebelión. Para afrontar la situación el gobierno soviético decidió nacionalizar todas las industrias. El objetivo era asegurar el suministro de alimentos para la población. Igualmente se obligó a todos los campesinos a entregar su excedente de cereales. Pese a las confiscaciones de granos muchos campesinos apoyaron a los bolcheviques, ante el temor de que el fracaso de la revolución significara el retorno del régimen zarista y la pérdida de las tierras obtenidas. Otros prefirieron ocultar los excedentes y comercializarlos en el mercado negro. La existencia del mercado negro fue desde entonces un problema que la economía soviética no pudo resolver. El conjunto de drásticas medidas tomadas por el gobierno durante los tres años que duró la guerra civil se conoce como "comunismo de guerra".
Se instauró entonces la dictadura del proletariado. Esto es, un Estado en el que los obreros (representados por el partido bolchevique) limitaban la libertad de los opresores, de los explotadores y de los capitalistas para eliminar los residuos de la sociedad burguesa.
Después de 1921, al tiempo que se liberalizaba la economía se imponía un régimen político cada vez más duro: fueron prohibidos todos los partidos políticos excepto el bolchevique (se lo comenzó a llamar PCUS) y también las fracciones dentro de éste. Los que realizaban críticas internas eran acusados de desviacionistas y de realizar actividades antipartido. Se afirmó así un régimen de partido único.

Nueva Política Económica: 1921-1928
Los tres años de guerra interna produjeron una gran desorganización social. Las peores consecuencias fueron: desabastecimiento de alimentos por la caída en la producción agrícola y falta de productos industriales por el cierre de factorías. Entre los dirigentes existían dos posturas opuestas: realizar un plan de reformas lentas y progresivas o imponer una transformación radical y acelerada; ambas alternativas para salir de esa situación y edificar el socialismo. Con el apoyo de Lenin se impuso el primer criterio. El conjunto de medidas adoptadas es conocido como Nueva Política Económica. El Estado mantuvo el control de las principales industrias, del comercio exterior y del sistema bancario; a la vez descentralizó la producción agrícola, el comercio interno y las pequeñas industrias. Las principales medidas fueron:
* Suspensión de confiscaciones de granos a campesinos y reemplazo por un impuesto de acuerdo con la riqueza de cada uno. Los campesinos podían, pagado el impuesto, comercializar libremente su excedente. Se buscaba estimular la producción y evitar el mercado negro.
* Licencia a cualquier ciudadano para establecer una industria con la limitación de contratar un máximo de 10 o 20 obreros según el tipo de empresa.
Las reformas tendían a crear una economía mixta. En pocos años la economía se reconstruyó y el país recuperó los niveles de producción anteriores a la primera guerra mundial. Sin embargo, entre los dirigentes persistían diferencias de opinión. La política económica había permitido el enriquecimiento de los kulaks. Para el sector liderado por Trotski (oposición de izquierda) los éxitos eran logros capitalistas, y esto retrasaba la construcción del socialismo. Otro grupo (liderado por Bujarin) sostenía que era necesario permitir el enriquecimiento de algunos campesinos para garantizar la producción y para afianzar la alianza entre obreros y campesinos que había posibilitado el triunfo de la revolución.

El modelo stalinista
La muerte de Lenin en 1924 acentuó la lucha interna por el poder. Luego de los debates sobre el rumbo de la economía, emergió la figura de Josef Stalin, quien logró desplazar a sus opositores (Trotski fue expulsado del partido en 1927).
Simultáneamente, se produjeron problemas con la producción agrícola; el gobierno estableció un precio más bajo para los cereales y muchos campesinos prefirieron acapararlos. Frente al desabastecimiento en las principales ciudades, el gobierno (dirigido por Stalin) decidió abandonar la Nueva Política Económica y cambiar drásticamente el manejo de la economía. Las bases del modelo stalinista fueron la colectivización forzosa y la industrialización planificada.
La política agraria stalinista consistió en expropiar las tierras de los kulaks (considerados enemigos del Estado soviético) y en organizar a los campesinos más pobres en granjas colectivas (koljoses). Para lograr que el reemplazo de la propiedad privada de la tierra por la propiedad colectiva fuera rápido, el Estado incentivó a los campesinos para que se sumaran a los koljoses prometiéndoles ventajas materiales y maquinaria moderna. En sólo seis años todas las tierras cultivables fueron colectivizadas. Los campesinos opositores fueron perseguidos y deportados. La colectivización se completó con métodos coactivos y significó un duro enfrentamiento entre el Estado y gran parte del campesinado.
La rápida industrialización fue el pilar de la política stalinista. Se creó un organismo (Gosplan) encargado de recolectar datos de la economía para luego planificar hasta el último detalle la actividad industrial en todo el país. El Gosplan diseñó un plan de cinco años de duración (plan quinquenal) en el que se establecían las metas que debía alcanzar la producción entre 1929 y 1933. La prioridad de este plan era triplicar la producción de la industria pesada y quintuplicar la producción de electricidad. Muchos de los objetivos fueron logrados, aunque al costo de restringir el consumo de la población.

Concentración de poder y burocracia
En el largo período en que Stalin estuvo al frente de la Unión Soviética (1927-1953) se consolidó un régimen político muy duro en el que no se toleraron oposiciones ni disidencias. Desde 1933 se sucedieron purgas y procesos contra sospechosos de oponerse a Stalin. Muchos hombres que participaron activamente en la revolución de octubre fueron acusados de actividades antisoviéticas, y condenados a muerte o encarcelados.
El temor le permitió a Stalin y a sus hombres concentrar una enorme cuota de poder. Se consolidó así un grupo de dirigentes (la burocracia) que se apoderó del aparato partidario y estatal, que ocupó los puestos claves en la dirección de las empresas socializadas y que obtuvo algunas ventajas materiales que los fueron separando del resto de la población.
La consolidación del modelo stalinista significó el abandono definitivo de las aspiraciones democráticas de muchos revolucionarios soviéticos y el freno para los impulsos renovadores de los primeros tiempos en el plano cultural.

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